Un blog para gente de oídos inquietos y cierta peligrosa inclinación a la melomanía.

miércoles, 30 de enero de 2008

Eloy - Colours (1980)

Con los alemanes de Eloy debo reconocer mi ignorancia, ya que pasé varios años confundiéndolos con Electric Light Orchestra (Elo), banda con la que no obstante quizás compartieron algunas similitudes.
Recién el año pasado, hurgando entre algunas páginas de rock progresivo, pude percatarme que estaba en un error y, a la par, alimentar un poco mi curiosidad consiguiendo sus discos. Gratas sorpresas y otras tantas aburridas fue lo que me dejó la audición de este quinteto, a ratos pinkfloydesco, sicodélico y aficionado a los desarrollos lentos.
Algo de esto, pero con un enfoque renovado es lo que entrega Colours, octavo álbum en estudio de Eloy.
Lo rústico y a mi juicio descuidado de su portada no se condice con la sofisticación pop de este disco, una digna entrada de la banda a una década en la que, como muchas otras agrupaciones de los 70, quizás llegó a perder el rumbo. De las antiguas pompas del rock progresivo, con sus composiciones extensas y conceptuales, ya poco va quedando. Sin embargo, a pesar de todo, Colours se aparece como una producción ideal para, a partir de él, introducirse en el resto de la discografía de Eloy, ya que sin duda abrirá el apetito por algo mayor, como a muchos les ha ocurrido con el Moving Pictures de Rush –guardando las justas proporciones, eso sí.
En tono futurista y clave de ciencia ficción, Horizons comienza imponiendo el ambiente que se repetirá en varios pasajes del disco. Con un logrado coro de voces femeninas sobre una base repetitiva que sufre algunos cambios de tono, esta primera canción, en el fondo una simple overtura de 3.20 minutos, se acerca bastante al sonido de Alan Parsons Project.
El segundo track, Illuminations, es una joya, a mi juicio lo mejor de este álbum y sus seis minutos más perdurables. Sencilla, como todas las composiciones de Colours, la canción sobresale por un inspirado groove de bajo, que por más reiterativo que suene a ratos, o quizás por eso mismo, termina hipnotizando gratamente los oídos.
Reforzando el ímpetu marchante de esa línea de bajo, la batería –en donde debuta Jim McGillivray en reemplazo de Rosenthal, imponiendo un sonido electrónico-, se engrana a la perfección con un básico e inolvidable riff de guitarra hardrockera y con la elegancia de los teclados.
Si así las cosas ya sonaban interesantes, la pausa de un pasaje arpegiado, un excitante solo de teclado espacial y un final del mejor cuño sinfónico confirman a Illuminations como un botón de genialidad.
La canción siguiente, Giant, se adormece en un aire atmosférico y pinfloydiano en donde lo más vigoroso son las percusiones. Eso, hasta que concreta su desarrollo instrumental que al final la deja en la línea fronteriza del progresivo.
En la misma sintonía del track anterior, el disco continúa con Impressions, otra composición relajada, que incluye un agradable solo de flauta. Ya a esta altura se evidencia el sello de Eloy en materia de líneas vocales, ítem donde se echa en falta mayor esmero por las melodías y ni hablar de estribillos o coros recordables.
La introducción de Child Migration, siguiente canción, promete un viraje decidido hacia lo sinfónico, sentimiento que parece romperse con la entrada del riff de guitarra, simple y afilado como el que regaló Illuminations.
Pero lo progresivo sigue latiendo dentro de un esquema en apariencia pop con melodías vocales más logradas, desatándose brevemente a partir de los cuatro minutos en un pasaje instrumental que debió haberse profundizado.
Gallery entra en escena rompiendo el relajo de los tiempos lentos precedentes con un sonido casi disco, totalmente ochentero, a ratos recordando el ritmo de rock de Styx. A pesar de las etiquetas precedentes, la canción es entretenida y hasta interesante, ya que finalmente se convierte en una rara amalgama de experimento progresivo en momentos difíciles para el género.
Matices más oscuros abren el séptimo track del disco, Silhouette, que luego de una introducción lenta inicia un medio tiempo de feeling muy rítmico, con el bajo y la batería bien al frente, acompañado por unos precisos licks guitarreros que llegan a un clímax, sin duda el mejor trabajo de las seis cuerdas junto a los riffs de Illuminations y Child Migration.Sunset, la última pieza del disco, es un instrumental de sentimiento nostálgico y relajante, con guitarra acústica y teclados. Nada de virtuosismo ni tiempos extraños para complicarse la vida, sólo la simpleza de una o dos frases melódicas, como ocurre en todo el disco, en ningún caso un pecado si se está en los ochenta.
MÚSICOS:
- Hannes Arkona / guitars.
- Frank Bornemann / vocals, guitars.
- Hannes Folberth / keyboards.
- Klaus-Peter Matziol / bass, vocals.
- Jim McGillivray / drums, percussion.
- Edna & Sabine (voces invitadas en Horizons).
PARA ESCUCHAR:
http://www.youtube.com/watch?v=N6g21awYcUQ (Illuminations, un gran groove de bajo, precisas percursiones y un riff de guitarra económico en cuanto a notas, pero derrochador en estilo y contundencia).

1 comentario:

Anónimo dijo...

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