Un blog para gente de oídos inquietos y cierta peligrosa inclinación a la melomanía.

lunes, 19 de julio de 2010


BILLY COBHAM
A funky thide of sings

Inmerecidamente relegado a un segundo plano en la tremenda discografía del maestro de las baquetas Billy Cobham, "A Funky Thide of Sings" me parece, a pesar de todo, un disco redondo -valga la redundancia-, macizo de ritmos envolventes, que si bien no marcan un antes y un después en su producción musical, vale la pena tener a mano para menear un poco la cabeza y encender una fría noche de invierno con buenos pedazos de fuego jazz-funk.

Tal vez su sonido directo y sus estructuras sencillas, junto a la monotonía de una atmósfera casi invariablemente festiva, conspiren para que algunos puristas de la fusión y expertos en Cobham frunzan el ceño con los compases de este álbum.

Pero en el caso de alguien que viene del rock, esos mismos "pecados" se convierten en atractivas revelaciones que conforman un disco entretenido, de fácil digestión y a ratos adictivo.

Cobham, el mismo que junto a otra hornada de músicos abrió en los sesenta la senda del mestizaje entre el jazz y el rock -a golpes de tambor, en su caso-, quizás intentó con este disco alejarse un poco de la rigurosidad de una carrera de inquietud exploratoria y divertirse simplemente con unos grooves juguetones, pero que no dejan de lado la calidad musical.

Esto se aprecia en temas como Panhandler -que abre el disco-, Sorcery y Funky Thide of Sings, en donde los vientos, la base rítmica y la guitarra de John Scofield -interesante sorpresa, que luego de esta grabación nunca más abandonó las grandes ligas de la fusión- funcionan a la perfección.

Mención aparte merece Funky Kind of Thing, un ingenioso solo de batería de más de nueve minutos en donde prima más la creatividad de Cobham que el afán exhibicionista, con variados cambios de intensidad y efectos de eco.

En cuanto al trabajo guitarrístico de Scofield, su aporte rítmico es innegable, aunque no tiene mucho espacio para lucirse soleando. En Thinking of you, ofrece, a mi juicio, el solo más certero y destacable.

El ocaso del disco lo trae Moody Modes, pieza totalmente diferente al resto de las composiciones de A Funky Thide of Sings, marcada por un toque intimista, reposado y a ratos melancólico, cercano al jazz más convencional.

A partir de los dos minutos y medio las teclas suaves se apoderan del surco, a lo que se suma el saxo y los vientos en general, pasando por una seguidilla de melodías en donde toda la banda tiene la oportunidad de ponerse en primer plano.

En resumen, un álbum sólido, en donde Cobham -con todo su reconocida mochila de influencias latinoamericanas y de bopers como Max Roach, Art Blakey, Roy Haynes y Elvin Jones-, demuestra que el suyo es uno de los nombres claves de la fusión y el jazz-funk primigenio, ese del batero del Miles Davis más sicodélico y de la espiritual y fiera Mahavishnu Orchestra.

sábado, 3 de julio de 2010

Esta semana recomiendo


DIO
Holy diver


Hace casi dos meses que la voz de Ronnie James Dio, una de las más emblemáticas del heavy metal, se apagó. Pero claro, de Perogrullo es que nos quedan sus discos, los grabados con Elf, Rainbow, Black Sabbath, Heaven and Hell y también las producciones con su banda, Dio.

"Holy diver" fue la primera placa del grupo, debutando con una formación marcada por la afilada guitarra de Vivian Campbell (luego en Def Leppard).

De entrada y sin transiciones, "Stand up and shout" golpea con un gran riff metalero, que a la larga sin embargo se vuelve algo repetitivo.

Luego la velocidad cambia y toma aire de himno indiscutido con "Holy diver", la segunda canción del álbum, un medio tiempo que recuerda al "Heaven and hell" que hacía poco había grabado con Black Sabbath. Unas líneas vocales perfectas y una banda que parece tocar para la eternidad.

"Gypsy" y "Caught in the middle" tampoco desentonan, pero es "Don't talk to strangers" la que vuelve a levantar el nivel hasta la cima de los clásicos. Una calma engañosa se rompe con un riff avasallador, porque la advertencia no puede ser pasada por alto y la voz de Dio lo recuerda. El cambio de 2.08 abre la puerta a uno de los mejores solos del disco, que parece exigir al máximo las seis cuerdas de Campbell.

La garganta de Dio hace que "Straight Through the Heart" sea otro de los grandes temas del LP, con gran espacio también para el lucimiento de Vinny Appice en la batería.
"Invisible" parece explorar nuevamente los territorios abiertos por "Don't talk to strangers", pero no llega tan alto, siendo lo más rescatable del track lo que se oye a partir del quiebre instrumental de 2.30.

Otro clásico con mayúsculas es "Rainbow in the dark", donde Dio aparece inspiradísimo y sus músicos no le pierden la huella, sonando afiatados a la perfección y con otro de los grandes solos de Campbell. El único detalle es la excesiva presencia de los teclados al principio del tema.

El disco cierra con "Shame on the night" , que se inicia como un blues oscuro y sigue como un medio tiempo donde la simpleza rítmica de Bain y Appice son marca registrada. El memorable riff sabbático que entra en 3.20 marca el adiós de este tema y de uno de los grandes discos del heavy metal de los 80.

lunes, 8 de marzo de 2010

Esta semana recomiendo



BRUCE SPRINGSTEEN
Darkness on the edge of town (1978)

Pensaba que únicamente Neil Young era capaz de despacharse un solo de una sola nota, pero me equivoqué. No había escuchado la rabiosa "Adam raised a Cain" , de Bruce Springsteen, un tema sucio y oscuro como buena parte de "Darkness on the edge of town". También me gustan "Candy's room" , sobre todo por esa guitarra quejumbrosa y chillona que parece quebrarla; la furiosa "Streets of fire"; el sosegado y épico minimalismo de "Factory" y los himnos para el hombre común: "The promise land" y "Prove it all night".